¿Cuál es tu mayor temor?
- Gabriela Umaña
- 19 oct 2022
- 3 Min. de lectura

¿Cuál es tu mayor temor?
¿Cuál es tu temor más grande? Ese en el que pensás y ni siquiera podés imaginar el día en el que pueda llegar.
El mío siempre fue perder a uno de mis papás, hasta que me tocó enfrentarlo…
Cuando estaba adolescente mi papá tuvo un proceso de cáncer que en su momento no entendí muy bien pero fue algo delicado y en el que gracias a Dios salió bien. Pero a partir de ahí empezaron controles y algunos otros padecimientos que siempre hizo que él estuviera un poco más cerca de los hospitales y los seguimientos, medicamentos. Esto era de pronto un recordatorio leve pero constante de que algún día quizá me tocaría enfrentar eso que tanto temía.
Pero un día ese temor no solo se hizo presente una vez más, sino que ahora era diferente, era más grande… Mami empezó a padecer de “algo” hasta que de pronto, muy rápido todo se complicó y sucedió lo que más temíamos, mami falleció. Sí, de repente y sin muchas explicaciones de lo que estaba sucediendo en ella Pero estando ahí, me encontré con lo que toda mi vida había sido mi mayor temor, perder a uno de mis papás.
Han pasado algunos meses ya y aunque siento todos los días su ausencia y la pienso constantemente, me encuentro aquí, más fuerte de lo que pensaba, tratando de encontrar mi nueva versión pero ahora sin ella físicamente en mi vida, tratando como familia de acompañarnos y de hacer lo que a ella la hacía feliz ¡vernos bien!.
De pronto me di cuenta que sí podía atravesar esto, que sí podía enfrentar mi temor, me llegó de golpe, me dio una cachetada de realidad durísima, pero sigo aquí… Muy orgullosa de mi, muy agradecida con Dios y muy segura de que aunque hay cosas que nos mueven muy fuerte el piso, tenemos una capacidad enorme de salir adelante, de sobreponernos y avanzar, fuertes y muy valientes.
Enfrentar tu mayor temor no te hace perder el miedo, siguen habiendo muchos por ahí, pero sí nos enseña que la vida es eso, un camino lleno de procesos hermosos y otros profundamente dolorosos pero de los que no podemos huir. No sé cuál sea tu mayor temor, no sé si ya lo tuviste que enfrentar o si aún no llega ese día, lo que sí sé y estoy segura es que vas a poder avanzar, porque dentro tuyo hay una fuerza que ni te imaginás probablemente que tenés y que aunque Dios no provoca todo lo que nos pasa, sí promete acompañarnos cuando así lo permitimos. Hoy cuesta un poquito menos respirar, la sonrisa sale cada vez menos fingida, la mente está un poco más enfocada en el día a día y aunque la ausencia la siento día a día, minuto a minuto, también estoy llena de gratitud porque sé que la mujer en la que me convertí es el fruto de la siembra de mis papás y la misericordia De Dios, eso en lo que ella toda su vida trabajó.
Y por último, no olvidemos pedir ayuda, levantar la mano y permitir que otros nos sostengan en esos procesos difíciles. Normalicemos ser auténticos aún en nuestros momentos más vulnerables, porque lo cierto es que todos tenemos que atravesar procesos complicados y con la empatía de nuestro entorno se hace un poquito más ligera la carga.
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